Cuando comencé el curso de Diseño y Educación, no voy a mentir, no tenía la mejor sensación. De hecho, me sentía bastante confundido y un poco perdido, como si no terminara de entender qué estaba pasando ni cómo se iba a desarrollar todo esto. Las primeras clases me dejaron con la sensación de que no conectaba bien con la materia y, por lo tanto, decidí dejarla un poco en segundo plano. Estaba claro que no entendía del todo qué implicaba el concepto de "diseño" en el contexto educativo ni cómo encajaba todo eso con mi forma de pensar.
Este sentimiento de incertidumbre se fue alargando hasta que me di cuenta de que lo que necesitaba era un "tirón de orejas", algo que me despertara de ese estado de desconcierto y me hiciera comprender lo que realmente estaba en juego. En ese momento, tuve una especie de epifanía sobre lo que significaba el concepto de "equipo" y "aprendizaje". Aprendí que no se trataba solo de aprender contenido, sino de cómo el proceso de trabajo en equipo y la reflexión compartida podían enriquecer mi forma de pensar y acercarme a una mejor comprensión de todo lo que estaba sucediendo.
The Five Obstructions de Lars von Trier me hizo reflexionar bastante sobre mi proceso. En esta película, von Trier reta a su amigo y cineasta Jørgen Leth a rehacer uno de sus propios cortos, pero bajo ciertas restricciones que él mismo impone. Esas restricciones, o "obstáculos", inicialmente parecen como algo negativo, algo que limita la creatividad. Pero, a medida que avanza la película, vemos cómo esos mismos obstáculos despiertan algo más profundo en Leth, impulsándolo a encontrar formas innovadoras de contar su historia a pesar de las limitaciones. Este concepto de creatividad dentro de las restricciones me hizo pensar mucho en cómo, en el curso, también me vi ante ciertas limitaciones o dificultades que me hicieron sentir incómodo al principio, pero, con el tiempo, me di cuenta de que esos obstáculos eran los que realmente me empujaban a reflexionar y a pensar de manera diferente sobre lo que significaba diseñar y aprender. De alguna forma, esos "obstáculos" que al principio veía como barreras, fueron lo que me ayudaron a encontrar el valor real del proceso de aprendizaje.
Es curioso porque, aunque disfruté mucho esta parte del curso, no puedo evitar sentir un poco de pena por no haberme involucrado con la asignatura de manera más comprometida desde el principio. Me da la sensación de que, si hubiera abrazado la asignatura y todo lo que ofrecía desde el inicio, mi aprendizaje habría sido mucho más profundo y completo. Hubiera disfrutado mucho más desde el primer momento, y el proceso habría sido aún más enriquecedor. Sin embargo, me reconozco a mí mismo por haber despertado tarde, ya que al final he comprendido que el proceso de aprendizaje en este curso no solo se trataba de acumular conocimiento, sino de aprender a cuestionar, reflexionar y pensar de manera crítica sobre lo que sabemos.
El curso de Diseño y Educación no solo me ha enseñado sobre el diseño como disciplina, sino también sobre la importancia de trabajar en equipo, de colaborar y de cuestionar todo lo que damos por sentado. A través de las distintas actividades y reflexiones que hemos tenido, me he dado cuenta de que el aprendizaje es mucho más profundo cuando se hace de manera colectiva, compartiendo ideas y siendo parte de un proceso en el que todos aprendemos de todos. El trabajo en equipo no es solo una técnica o una herramienta, es una forma de enriquecer nuestras propias ideas, de hacer que crezcan y se transformen en algo mucho más complejo y valioso.
Lo que más me impactó de todo este proceso es cómo este curso me ha hecho reflexionar más profundamente, de una manera casi inquietante, sobre todo lo que implica el arte y el diseño en la educación. Este proceso de "quebrarme la cabeza", como lo llamaría yo, me ha permitido entender que el aprendizaje no es solo adquirir información, sino un ejercicio constante de reflexión, de pensar en diferentes perspectivas, de experimentar con nuevas herramientas y, sobre todo, de aprender a cuestionar lo que creía saber. Ahora que miro atrás, me doy cuenta de cuánto ha cambiado mi visión, y me siento mucho más conectado con lo que significa ser parte de un proceso educativo, no solo como estudiante, sino como alguien que también contribuye a ese proceso de enseñanza y aprendizaje.
En resumen, este curso me ha dado mucho más de lo que pensaba al principio. No solo me ha enseñado de una manera más crítica y creativa, sino que también me ha mostrado el poder de las restricciones, el valor del trabajo en equipo y la importancia de mantenerse abierto a nuevas posibilidades. Ahora puedo ver los "obstáculos" como oportunidades, y aunque al principio me costó un poco encontrar el rumbo, este proceso de aprendizaje me ha dejado una huella que seguiré llevando conmigo.
